
Personalmente siempre tratamos de portarnos bien en las tiendas, volvemos a doblar la ropa lo mejor que podemos, la colocamos exactamente donde la encontramos, somos amables y pacientes con los vendedores y sólo solicitamos su ayuda cuando en verdad la necesitamos para hacer una compra. La atención que recibimos varía pero como leímos en Jezebel, esto a veces tiene que ver menos con los clientes y más con el ambiente de trabajo. En su sección I work retail se exponen historias plagadas de drogas, acoso sexual y discriminación que han padecido diferentes personas que han trabajado en tiendas como Prada, Hollister, y American Apparel. Suponemos que sus experiencias no son la norma en la industria, pero si te hacen pensar en que historias de horror podría contarte la persona que amablemente te encuentra la talla que buscas.